La pobreza y la infancia: una alarma para el futuro del Perú
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
La pobreza y la infancia: una alarma para el futuro del Perú
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el Perú enfrenta una realidad preocupante: el 43% de los niños menores de 6 años vive en situación de pobreza. Esta cifra no solo es alarmante por sí misma, sino por lo que representa en términos del futuro del país.
La ciencia médica y la neurociencia han demostrado que los primeros años de vida —especialmente antes de los 6 son fundamentales para el desarrollo del cerebro. Es en esta etapa donde se forma la inteligencia, la personalidad y las habilidades sociales. Un niño que crece con carencias nutricionales, educativas y afectivas arrastra desventajas difíciles de revertir más adelante. Si casi la mitad de nuestros niños no tiene acceso a lo mínimo para desarrollarse, ¿qué tipo de ciudadanos estamos formando?
La situación no mejora mucho con la edad. Entre los niños de 6 a 11 años, el 39% también vive en pobreza. Entre los adolescentes de 12 a 17 años, la cifra apenas baja al 37%. Son generaciones enteras creciendo con menos oportunidades, con una educación pública que muchas veces no alcanza los niveles necesarios y con un entorno que no les permite desarrollar todo su potencial.
Y lo más preocupante: entre los jóvenes de 15 a 29 años, muchos ya no estudian ni trabajan. Se les conoce como la generación "nini" (ni estudian ni trabajan), y su situación refleja una profunda desconexión entre las políticas públicas y las verdaderas necesidades de la juventud. Estos jóvenes son, o deberían ser, la fuerza laboral del presente y el motor del futuro. Sin formación ni oportunidades, el país corre el riesgo de estancarse.
¿Qué significa todo esto para el Perú?
Significa que estamos hipotecando nuestro mañana. Que las brechas sociales siguen marcando el destino de millones desde la cuna. Que no basta con crecer económicamente si no invertimos en las personas, sobre todo en los más pequeños. Porque un país no se construye solo con cifras macroeconómicas, sino con ciudadanos sanos, educados y con oportunidades reales.
Es hora de poner a la infancia y la juventud en el centro de las prioridades. No como un discurso, sino con políticas reales, sostenidas y con visión de largo plazo. Porque si no cambiamos el presente de nuestros niños y jóvenes, el futuro del Perú será simplemente más desigual.
Las consecuencias son múltiples y profundas:
-
Menor productividad: Un país con una gran parte de su población sin formación ni capacitación pierde competitividad. Esto se traduce en una economía estancada y con bajo valor agregado.
-
Desigualdad social: La pobreza infantil perpetúa un círculo vicioso de exclusión. Los hijos de familias pobres, sin oportunidades reales, tienden a seguir en la pobreza.
-
Aumento de la violencia y la inseguridad: La falta de oportunidades puede llevar a muchos jóvenes al desempleo, la informalidad o incluso a la delincuencia.
-
Fuga de talentos: Aquellos pocos jóvenes que logran salir adelante muchas veces terminan migrando en busca de mejores condiciones en el extranjero.
-
Pérdida de capital humano: Cada niño que no puede desarrollar su potencial representa una pérdida para el país en términos de talento, creatividad e innovación.
¿Qué se puede hacer?
El problema es serio, pero no imposible de revertir si hay voluntad política y compromiso social. Algunas soluciones clave podrían incluir:
-
Invertir más en la primera infancia: Ampliar el acceso a servicios de salud, nutrición, cunas, jardines y programas de estimulación temprana en zonas rurales y urbanas pobres.
-
Fortalecer la educación pública: Mejorar la calidad educativa con formación docente, infraestructura adecuada, materiales didácticos y acceso digital.
-
Programas de becas y capacitación para jóvenes: Ampliar iniciativas como Beca 18 y programas técnicos para jóvenes sin recursos.
-
Promover empleo juvenil: Incentivar a las empresas a contratar jóvenes mediante beneficios tributarios y crear redes de emprendimiento juvenil.
-
Luchar contra la desnutrición crónica: Aunque ha bajado en los últimos años, aún afecta a más del 11% de niños menores de 5 años en el país.
-
Mayor articulación entre gobierno, empresa privada y sociedad civil: El desarrollo infantil no es solo tarea del Estado, también del conjunto de la sociedad.
Conclusión:
Hablar de pobreza infantil no es solo hablar de cifras. Es hablar de millones de vidas truncadas, de talentos que nunca se desarrollarán, de sueños que no podrán cumplirse. Es una tragedia silenciosa que ocurre todos los días en las esquinas olvidadas del país.
Si no cambiamos el rumbo hoy, mañana será demasiado tarde. Porque los niños de hoy son los ciudadanos, los trabajadores, los líderes y los padres del mañana. Y si no invertimos en ellos ahora, el Perú seguirá siendo un país que promete mucho pero cumple poco.
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
Comentarios
Publicar un comentario