“Discurso Reciclado: ¿Hasta Cuándo Más Promesas sin Cumplir?

 

A un año del mensaje presidencial del 28 de julio de 2024, el balance del gobierno de Dina Boluarte en cuanto al cumplimiento de sus promesas es desalentador. De acuerdo con los analistas politicos, apenas 6 de las 49 promesas formuladas el año pasado han sido cumplidas. Es decir, apenas un 12% de efectividad en una administración que, nuevamente, este 2025 ha apostado por el discurso largo, pero con pocos avances concretos.

El mensaje de este 28 de julio de 2025 no solo ha sido extenso —más de cuatro horas—, sino también repetitivo. Muchas de las promesas formuladas en 2024, que quedaron sin ejecución, han sido recicladas sin mayor autocrítica. Este fenómeno no es nuevo en la política peruana, pero adquiere especial relevancia en el actual contexto de desconfianza ciudadana y crisis institucional.

Seguridad Ciudadana: El Despliegue que Nunca Llegó

Una de las promesas más sensibles del año pasado fue el despliegue de la Policía Nacional desde el amanecer hasta la noche, como medida para enfrentar la creciente inseguridad. Sin embargo, la ciudadanía no ha visto cambios sustanciales en las calles, y el 2025 volvió a escucharse un discurso lleno de generalidades. No se presentaron planes de inteligencia policial, ni estrategias concretas para frenar el crimen organizado ni para desarticular mafias desde las cárceles. La omisión de propuestas serias en este ámbito representa una desconexión grave con la realidad que enfrentan millones de peruanos.

Infraestructura: Una Carpeta que Sigue Cerrada

La creación del Ministerio de Infraestructura fue otra gran promesa del 2024. También lo fueron los 17 proyectos valorizados en US$ 3,200 millones. Sin embargo, al día de hoy no hay avances sustanciales. En 2025, la presidenta vuelve a prometer la creación de este ministerio, repitiendo exactamente el mismo argumento del año pasado, lo que revela que más que un plan en marcha, se trata de una promesa congelada en el papel.

Particularmente alarmante es el caso del complejo policial en Chancay, presupuestado en más de 84 millones de soles, que para esta fecha ya debería mostrar un avance del 45%. Sin embargo, ni siquiera se han iniciado los trabajos.

Economía y Empleo: Sin Norte Claro

El incremento de la remuneración mínima vital, prometido para fines de 2024, tampoco ha sido concretado. Y en el mensaje del 2025, aunque se habla de lucha contra las economías ilegales y fortalecimiento económico, no se presenta un plan claro ni metas cuantificables. La retórica económica del gobierno sigue careciendo de dirección y precisión.

 

 

 

Titulación de Tierras y Servicios Básicos: A Medio Camino

El compromiso de entregar 60 mil títulos de propiedad a agricultores y títulos a comunidades nativas y campesinas tampoco ha mostrado avances verificables. Las comunidades rurales, que esperaban inclusión real, siguen esperando. De igual forma, los sectores de salud y educación, que requerían reformas estructurales, han mostrado más retrocesos que progresos.

Nuevos Programas, Vieja Estrategia

Una nueva promesa que apareció en el discurso 2025 fue la creación del “Programa Nacional de Alimentación y Bienestar Comunitario”. Aunque suena positivo, sigue el mismo patrón: anunciar nuevos programas mientras los anteriores siguen inconclusos. La fragmentación y sobreproducción de políticas sin implementación real solo genera desconfianza y desgaste en la ciudadanía.

Conclusión: El Gobierno de la Promesa sin Ejecución

El patrón es claro: las promesas no cumplidas del 2024 no solo permanecen pendientes, sino que se repiten sin ajustes ni rendición de cuentas. En lugar de asumir responsabilidades y mostrar avances tangibles, el discurso del 2025 opta por reiniciar el ciclo de promesas, como si el tiempo no hubiese pasado.

En un país con una historia marcada por la frustración política, repetir promesas sin cumplirlas no es solo un error de comunicación: es una falta de respeto a la ciudadanía. La legitimidad de cualquier gobierno no se mide por lo que promete, sino por lo que ejecuta.

Lo que los peruanos esperan no es un mensaje más largo, sino uno que se cumpla.

 

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